La danza flamenca, con su rica tradición y su profunda conexión emocional, ha encontrado en artistas como Israel Galván una voz innovadora. El reciente espectáculo de Galván, El Dorado, nos invita a explorar el flamenco desde un ángulo fresco y lleno de homenaje, en un contexto que trasciende lo que se espera de este baile. Con un enfoque que celebra la juerga y la alegría de la cultura gitana, el espectáculo marca una nueva etapa en la carrera de uno de los bailaores más singulares del siglo XXI.
El homenaje a la tradición gitana
El título El Dorado no solo sugiere un lugar mítico, sino que también representa un viaje hacia las raíces y la identidad cultural. Galván, al igual que El Niño de Elche en su obra, busca rendir tributo a la esencia gitana. En este caso, el espectáculo es un homenaje personal a su madre, Eugenia de los Reyes, quien fue bailaora y figura fundamental en su vida artística.
Durante una conversación con el público, Galván compartió la razón detrás de este homenaje: “Es un homenaje a mi madre, que siempre me pide que baile por bulerías”. Este vínculo emocional es palpable en cada paso y cada movimiento que Galván ejecuta en el escenario.
Una nueva dirección en su carrera artística
A lo largo de su carrera, Galván ha sido conocido por su estilo innovador, que a menudo desafía las convenciones del flamenco. Sin embargo, en El Dorado, parece buscar una conexión más ligera con el público, alejándose de la tensión que solía caracterizar sus obras anteriores. Este espectáculo no es sobre el dolor o la angustia; es una celebración de la vida y la cultura.
En lugar de presentar el flamenco como un arte trágico, Galván opta por la alegría y la risa, características que son especialmente necesarias en tiempos difíciles. La atmósfera festiva y el sentido de comunidad se convierten en el núcleo de su propuesta, haciendo que el público se sienta parte de la juerga flamenca.
Elementos escénicos que realzan la experiencia
El diseño del espectáculo es bastante minimalista. Con una iluminación cuidadosamente diseñada por Benito Jiménez, Galván crea espacios que reflejan el estado de ánimo y la energía de cada momento. La falta de elementos distractores permite que el foco permanezca en el baile y en la interacción entre el artista y los músicos, en este caso, Los Mellis de Huelva.
- Vestuario: Galván utiliza un vestuario que mezcla lo tradicional con lo contemporáneo, reflejando su identidad única.
- Interacción: La conexión entre el bailaor y los músicos se establece a través de códigos visuales y rítmicos.
- Ritmo: La música se crea principalmente a partir de palmas, pies y voces, enfatizando la esencia del flamenco.
Explorando la juerga flamenca
El espectáculo comienza con Galván jugando y bromeando en el escenario, mientras Los Mellis establecen un soniquete repetitivo que evoca una auténtica juerga por bulerías. Esta conexión se hace evidente a medida que el bailaor marca el compás con su cuerpo, estableciendo un diálogo rítmico con los músicos que resuena en la sala.
A medida que avanza el espectáculo, se observan transiciones fluidas entre diferentes estilos flamencos. Desde la soleá hasta los tangos y las alegrías, Galván incorpora sus poses y gestos característicos, creando un repertorio que honra la tradición mientras lo reinventa. Este enfoque refrescante y ligero permite al público disfrutar sin la presión de la solemnidad que a menudo acompaña a las presentaciones de flamenco.
Momentos destacados en el escenario
Uno de los momentos más visualmente impactantes se produce cuando Galván se coloca en el centro del escenario con un pandero gigante. En este instante, el compás del Bolero de Ravel resuena en el aire, no a través de la música, sino únicamente con el ritmo puro que emana de los movimientos del bailaor. Este enfoque innovador destaca la habilidad de Galván para transformar la percepción del baile flamenco.
Algunos instantes memorables incluyen:
- La coreografía en la tarima, donde Galván logra un ole espontáneo del público con un bolero interpretado de manera reveladora.
- La utilización de una mesa cuadrada de metal que evoca ritmos de Semana Santa, fusionando elementos de diversas tradiciones.
- El poderoso cierre del espectáculo, donde Galván danza por bulerías, cumpliendo así el deseo de su madre, sobre el cante de La leyenda del tiempo.
La esencia del flamenco: un acto de amor
En su reflexión sobre el trabajo de Ravel, Galván afirmó: “No hay música, pero hemos cogido piezas como esta porque solo con el ritmo el público ya la oye”. Esta afirmación resuena con la filosofía de su arte: la danza flamenca puede existir más allá de la música, centrándose en la expresión del cuerpo y el espíritu.
Al final del espectáculo, Galván reconoce la influencia de sus antecesores en su propio viaje artístico. “Me da miedo bailar a Camarón”, confiesa, mostrando el respeto que siente por los grandes maestros del flamenco. Con El Dorado, Galván no solo rinde homenaje a su madre, sino que también celebra la herencia gitana y la revolución que puede surgir del amor y la alegría compartidos.
Ficha artística de El Dorado
El Dorado, de Israel Galván
XL Festival Madrid en Danza
Teatro Federico García Lorca, Getafe
30 de mayo de 2025
Concepción, coreografía y baile: Israel Galván
Palmas: Los Mellis de Huelva




























