La música y el arte pueden ser poderosos agentes de cambio, especialmente en comunidades desfavorecidas. En Utrera, un evento singular no solo celebra el flamenco, sino que también transforma vidas. Este año, sesenta niños de familias con pocos recursos tuvieron la oportunidad de experimentar por primera vez la belleza del mar. No solo se trataba de un viaje físico, sino de un viaje emocional que les permitió tocar la arena, construir castillos y dejar que sus sueños se perdieran entre las olas. Este gesto de generosidad es posible gracias a la Hermandad de Los Gitanos de Utrera, que organiza el emblemático Potaje Gitano de Utrera, un festival que se ha convertido en un pilar de la cultura flamenca y un faro de esperanza para muchos.
Desde hace casi setenta años, el Potaje Gitano ha ofrecido no solo un espectáculo de música y danza, sino también un medio para recaudar fondos que se destinan a obras asistenciales de la hermandad. Este festival ha sabido mantenerse relevante al fusionar tres elementos fundamentales: Flamenco, Familia y Fe. Cada año, el patio del Colegio de los Salesianos de Utrera se llena de casi dos mil personas que acuden no solo por la música, sino por la noble causa que representa. Sin embargo, el evento no está exento de críticas, ya que el público es exigente y tiene opiniones muy fuertes sobre la calidad del potaje y las actuaciones.
El año pasado, al escribir sobre el festival, noté que la diversidad de opiniones sobre la comida y las actuaciones es comparable a la de una boda, donde siempre hay quienes critican un plato o una interpretación. Como crítico que ha vivido en Utrera, me siento parte de este evento, lo que me lleva a apreciar cada detalle, tanto positivo como negativo. Este año, el festival se vio envuelto en una controversia interesante debido al homenaje a Pitingo y la inclusión de Andrés Barrios, un pianista de Utrera que ha desdibujado las líneas del flamenco tradicional.
«Casi setenta años arrimando el hombro con la mejor de las intenciones, además de contentar con flamenco y potaje a las casi dos mil personas que se congregan en el patio del Colegio de los Salesianos de Utrera»
Andrés Barrios y su innovador estilo
La jornada comenzó con un emotivo vídeo en homenaje a aquellos que nos dejaron en el último año. Andrés Barrios, un joven pianista con raíces en Utrera, se presentó en el escenario con una propuesta que fusiona el flamenco con otras influencias musicales. Su interpretación, aunque no es la más tradicional, es un reflejo de su versatilidad y creatividad. Se destacó tanto como solista como acompañante, brindando un toque fresco a las actuaciones.
Barrios se apropió del escenario con su piano Shigeru Kawai, abordando géneros que van desde la malagueña hasta la bulería, siempre manteniendo un lazo con su herencia flamenca. Su actuación fue un claro ejemplo de cómo el flamenco puede evolucionar, incorporando elementos de jazz y otros estilos sin perder su esencia. Junto a él, artistas como Carmen Young y Manuel de la Torre contribuyeron a crear un ambiente vibrante que resonó con el público.
Aurora Vargas: un ícono del flamenco resurgente
Aurora Vargas es un nombre que evoca nostalgia entre los amantes del flamenco. Esta cantaora, única en su estilo, ha regresado con fuerza al escenario, mostrando que el arte flamenco tiene un lugar en el presente. Su belleza y talento son innegables, y su capacidad para conectar con el público es asombrosa.
Acompañada por el guitarrista Miguel Salado, Aurora deleitó a la audiencia con su interpretación de cantiñas, soleás y tangos. Su actuación fue un recordatorio de la profundidad emocional que caracteriza al flamenco, un arte que va más allá de la técnica y se adentra en el alma. La forma en que juega con la música y el compás, sin olvidar sus raíces, la convierte en una artista excepcional, capaz de dejar una huella indeleble en quienes la escuchan.
El homenaje a Pitingo: un reconocimiento sentido
El homenaje a Pitingo fue uno de los momentos más esperados de la noche. A menudo, los homenajeados son reservados durante tales eventos, pero Pitingo llegó con una energía palpable y una humildad que resonó con el público. Su trayectoria, marcada por la fusión de flamenco con otros géneros, ha sido objeto de tanto elogio como críticas.
Un emotivo vídeo, que destacó su vida y carrera, precedió al homenaje. Pitingo se mostró visiblemente emocionado, compartiendo recuerdos de su infancia y agradeciendo a todos los que han apoyado su carrera. Para él, recibir este reconocimiento en un lugar tan significativo como El Potaje fue un sueño. Su actuación trascendió, combinando cantes tradicionales con influencias modernas, lo que lo convierte en un artista único, capaz de emocionar a diversas audiencias.
«Pitingo fue generoso en su actuación. No escatimó en el tiempo y entrega, deleitando a la mayoría del público»
Juana Amaya: una expresión pura del baile flamenco
La presencia de Juana Amaya en El Potaje fue una explosión de energía y talento. Con su compañía, llegó al escenario lista para deslumbrar al público. Su baile, cargado de fuerza y emoción, es un testimonio de la rica tradición flamenca que representa. La conexión que tiene con su arte es palpable, y cada movimiento cuenta una historia.
Invitando a Juan José Villar a unirse a ella, Juana creó un espectáculo vibrante que combinó percusión y guitarra en una perfecta armonía. Su actuación no solo mostró su habilidad técnica, sino también su compromiso con la autenticidad del flamenco. Con cada giro y zapateo, dejó claro que el flamenco es un arte que vive y respira a través de quienes lo interpretan.
«Juana Amaya lacró su actuación para guardarla en la retina de los coleccionistas de pellizquitos flamencos. Como ella, ninguna»
El Pele: una leyenda del flamenco contemporáneo
El Pele, una de las figuras más reconocidas del flamenco actual, trajo consigo una mezcla de emoción y técnica a su actuación. Venía de recibir un reconocimiento en Córdoba y se mostró ansioso por compartir su arte en Utrera. Su estilo, que desafía las convenciones del flamenco, ha sido tanto aclamado como criticado, pero su autenticidad es innegable.
Junto al guitarrista Niño Seve, El Pele se adentró en una actuación que combinó improvisación y técnica. Su habilidad para mezclar letras tradicionales con su propio estilo lo convierte en un artista único en el panorama flamenco. A través de su actuación, rescató la esencia del flamenco, recordando a todos que este arte es un reflejo de la vida misma, llena de sentimientos, luchas y alegrías.
«El Pele hizo piñonate con las cantiñas, engañando al tiempo, recortando y ligando a su bendito antojo»
El Potaje de Utrera se cerró con un despliegue de talento y energía que dejó al público en estado de euforia. La mezcla de artistas, cada uno con su estilo y su historia, creó una atmósfera mágica que reafirmó el poder del flamenco como una forma de expresión cultural vibrante. Este festival es un recordatorio de que, a pesar de las críticas y las controversias, el flamenco continúa evolucionando, enriquecido por nuevas voces y perspectivas.
Ficha artística del LXIX Potaje Gitano de Utrera
Evento: LXIX Potaje Gitano de Utrera
Homenajeado: Pitingo
Fecha: 28 de junio de 2025
Lugar: Patio del Colegio de los Salesianos, Utrera, Sevilla
Cante
– El Pele
– Aurora Vargas
– Pitingo
Guitarras
– Niño Seve (El Pele)
– Miguel Salado (Aurora Vargas)
– Jesús Núñez (Pitingo)
– Rubén Romero (Juana Amaya)
Baile
– Juana Amaya (con invitado Juan José Villar)
– El Carpeta (Andrés Barrios)
Percusión
– Lolo Fernández (Juana Amaya)
– Manuel de la Torre (Andrés Barrios)
– El Cheto (Pitingo)
Palmas
– José de El Pele y Alberto Parraguilla (El Pele)
– Diego Montoya, Javi Peña y Manuel Salado (Aurora Vargas)
– Fernando Soto, Mari Peña, Manuela del Moya y Fernanda Peña (Pitingo)
– Carmen Young (Andrés Barrios)
Presentador: Juan Garrido
Mantenedor del acto de homenaje: Fernando Soto




























