A lo largo de su carrera, Jorge Pardo (Madrid, 1956) ha logrado consolidarse como uno de los músicos más destacados en el ámbito del flamenco, gracias a su singularidad y a su pasión inquebrantable por la música. En un ambiente tan inusual como una lavandería en las proximidades de Sancti Petri, Chiclana (Cádiz), Pardo comparte anécdotas de sus inicios en el flamenco y su posterior colaboración con el célebre Paco de Lucía. Esta conversación no solo revela su trayectoria, sino también su perspectiva única sobre la vida y la música, reflejando su espíritu jovial y su curiosidad innata.
La relación con Paco de Lucía y la divinización del artista
Un aspecto que intrigó a Pardo es la idolatría que muchos sienten hacia Paco de Lucía. Pardo confiesa que le resulta un tanto incómodo el fenómeno de la divinización de los artistas, que los aleja de su humanidad. Según él, esta tendencia refleja más la necesidad del público de encontrar ídolos que representen lo divino, una característica que se puede ver en diversos ámbitos, ya sea en la música, el deporte o la política. Esta reflexión invita a cuestionar la relación entre artistas y admiradores, sugiriendo que la verdadera conexión puede perderse cuando se coloca a alguien en un pedestal.
Primeros encuentros y la evolución del flamenco
El primer recuerdo que Jorge tiene de Paco de Lucía es sencillo pero significativo: un saludo casual en los pasillos de la compañía discográfica Phillips. A pesar de que ya había alcanzado la fama con su emblemática composición Entre dos aguas, Pardo lo percibía como una figura accesible, un artista que había empezado a abrirse camino en un mundo donde el flamenco no era tan conocido. La falta de información y la críptica naturaleza del flamenco en aquellos tiempos dificultaban la comprensión de este arte, algo que ha cambiado drásticamente con la llegada de Internet.
Una infancia musical y el descubrimiento del flamenco
La pasión de Pardo por la música comenzó en su hogar, donde un ambiente musical interdisciplinario lo llevó a apreciar distintas corrientes, desde Beethoven hasta el flamenco. Este trasfondo le proporcionó una base sólida para su eventual incursión en el flamenco. Cuando finalmente se unió al tablao Canasteros, donde se gestaron importantes figuras del flamenco, su inmersión fue total. Pardo recuerda este periodo como un momento crítico en su formación, donde la experiencia directa con músicos legendarios incrementó su conocimiento del género.
El grupo Dolores y la búsqueda de la fusión musical
Jorge Pardo fue parte de un grupo innovador, Dolores, que se caracterizó por su intención de mezclar diferentes estilos musicales. Este intento de fusión fue un reflejo del contexto cultural de la época, cuando las corrientes hippies influían en la juventud española. La convivencia dentro de su grupo, que se asemejaba a una comuna, simbolizaba un deseo colectivo de libertad y expresión artística en un momento en que el país comenzaba a salir de las restricciones del franquismo.
Desafíos y tensiones creativas
El trabajo en grupo no siempre fue fácil. Pardo admite que había tensiones creativas con Pedro-Ruy Blas, otro miembro del grupo, debido a la fuerte personalidad de ambos. Este tipo de dinámica es común en formaciones donde cada miembro tiene su propio enfoque e influencias. Sin embargo, a pesar de los conflictos, la unión entre ellos fue fundamental para el desarrollo de su música.
El impacto de Paco de Lucía en la carrera de Pardo
La colaboración con Paco de Lucía representó un punto de inflexión en la carrera de Jorge Pardo. La influencia de Paco fue tan profunda que Pardo destaca cómo, cuando comenzaron a tocar juntos, el músico empezó a sonreír en el escenario, abrazando la improvisación y liberándose de las ataduras del flamenco tradicional. Este cambio de perspectiva permitió a Pardo explorar nuevas formas de expresión musical, incorporando ritmos y acordes que antes no había considerado.
La importancia del contexto en el éxito musical
Pardo también menciona que el éxito del sexteto de Paco de Lucía no fue inmediato, sino que se construyó a lo largo del tiempo. Las primeras giras fueron modestas, tocando para audiencias pequeñas, pero a medida que su música fue evolucionando y se hizo más accesible, el público empezó a reconocer su talento. Dos hitos clave en este ascenso fueron el trío que formó con John McLaughlin y Al Di Meola, así como su participación en la película Carmen de Saura.
El trío con McLaughlin y Al Di Meola amplió su audiencia a niveles internacionales.
La película Carmen presentó a Paco y su música a un público más amplio.
La mezcla de flamenco con otras tradiciones musicales enriqueció su repertorio.
Reflexiones sobre la música y la vida
Jorge Pardo reflexiona sobre la relación entre la música y la vida, destacando que el verdadero éxito no se mide por el tamaño del escenario o la fama, sino por la conexión auténtica con la música. Esta perspectiva resuena profundamente en su obra y en su vida, donde la pasión por la creación musical siempre ha sido su guía.
El legado de Paco de Lucía y su impacto en el flamenco
El legado de Paco de Lucía sigue siendo objeto de debate y discusión. Pardo pone en duda algunas afirmaciones comunes sobre Paco, como su supuesta introducción del cajón en el flamenco, señalando que esta idea es errónea. Además, recuerda cómo él y otros músicos influyeron en la formación de la visión musical de Paco, a pesar de que a menudo se le atribuye el mérito exclusivo de abrir el flamenco a nuevas influencias.
La conexión emocional en el mundo de la música
Para Jorge Pardo, la música no es solo una actividad profesional, sino una forma de vida. En sus recuerdos, destaca la conexión emocional que tuvo con Paco y otros músicos, así como la importancia de compartir experiencias y aprender unos de otros. Esta conexión es un recordatorio de que la música es un lenguaje que trasciende las palabras y las diferencias culturales.
La evolución del flamenco y los nuevos horizontes
A medida que el flamenco evoluciona, Pardo se siente optimista sobre su futuro. La riqueza del flamenco se encuentra en su capacidad de adaptarse y fusionarse con otros géneros. Su historia es un testimonio de que la música no tiene límites, y que siempre habrá nuevas formas de expresarse y conectar con el público.
Como dijo Jorge Pardo en una de sus reflexiones, “cuando Paco te deja, cierras una puerta y abres 700 ventanas.” Esta frase encapsula la esencia de la música: un viaje continuo de descubrimiento, aprendizaje y conexión, donde cada nota y cada acorde pueden abrir nuevas posibilidades. En un mundo donde la música sigue evolucionando, la historia de Jorge Pardo y su conexión con Paco de Lucía perdura como un ejemplo de la belleza y la complejidad del arte flamenco.
